La Generación de la crisis.
Estos días he estado realizando entrevistas a candidatos para un puesto de responsable de calidad para una empresa agroalimentaria.
Me ha resultado muy impactante en primer lugar la dificultad en conseguir candidatos, y en segundo lugar que una parte de los que finalmente llegaron, fuesen personas de 30 años con repletos curriculums pero sin experiencia profesional alguna.
Era patente su relativa falta de vocación y la impresión de que el Cv se había ido rellenando sin un objetivo final. Me entristeció enormemente sus ganas de hacer "cualquier cosa". Debo decir que ninguno de ellos parecía vivir en el stress de no llegar a fin de mes. Se diría que se habían acomodado al soporte de padres o pareja y al nivel de disponibilidad.
Quizás los propios padres y entorno medio burgués hemos tenido algo que ver con esta aproximación a la vida, que sin lugar a dudas la crisis económica ha precipitado. Es obvio que no todos los jóvenes han transitado su etapa de la misma forma.
Pero es indiscutible, haber vivido entre los 20 y los 30 en una atmósfera en la que se respiraba pesimismo y falta de horizontes, ha llevado a muchos jóvenes a sumar preparación sin vocación ni objetivo.
Lo cierto es que el país tiene una deuda con ellos. Una deuda de confianza y oportunidad. Al mismo tiempo el país tiene un capital oculto, durmiente, que con una mínima complicidad entre la empresa y la administración, con políticas adecuadas que incentivaran para la contratación de los jóvenes en estas circunstancias, bien pudiera provocar un impacto económico imprevisible.
La tarea no es fácil. El día a día en el desempeño de cualquier función en la empresa, está intelectualmente muy por debajo de la capacitación académica de estos jóvenes. El riesgo de frustración en los primeros empleos es enormemente elevado. Al mismo tiempo, la productividad de estos primeros empleo tampoco sustenta salarios acordes a la expectativa de alguien que aun sin rumbo se ha ido preparando sine die. La capacidad de motivación, encuadre y formación específica del empleador va a ser clave para aflorar el activo de conocimiento y hacerlos rentables para la empresa al tiempo que devolvamos a nuestros jóvenes su oportunidad de desarrollo personal a través del trabajo.
Reflexions transibèriques
Muchas horas de carretera sin fumar, evitando el móvil,...
sábado, 6 de octubre de 2018
lunes, 1 de enero de 2018
Leyendo los resultados elctorales del 21D
Las elecciones catalanas de 21D han dejado
claros algunos aspectos. La altísima participación, del entorno del 80%, deja
ningún espacio a la especulación sobre la existencia de minorías silenciosas. Lo que se ha dicho, es irrefutable.
Nadie en su sano juicio y de buena Fe puede
defender que lo que estaba en juego era la elección de una propuesta política
para la gestión pública del próximo cuatrienio. Creo que, al menos en eso sí, habrá consenso en admitir que estas
elecciones, establecidas por arte del 155 y no por quien legítimamente hubiera
tenido la potestad de proponerlas, no eran una contienda normal. En ella se dirimía la supremacía de dos
posiciones evolucionadas hasta el antagonismo. La posición constitucionalista (en cursiva plagiando al Juez Emérito Pallín) y
la soberanista.
El punto esencial clarificado es la situación
de empate entre ambas posiciones. Ninguna está por encima de la otra, porque si
juntando los equidistantes a los constitucionalistas estos ganan en votos, los soberanistas lo hacen en
escaños sin necesidad de aquellos.
Que ciudadanos ha obtenido como partido el
mayor número de votos, aglutinando el lado unionista, es obvio pero es una
victoria penosa en tanto que ha crecido a costa de su propio posicionamiento en
la contienda. Podemos intuir que los
votantes del bloque que apostó por el 155, han castigado la tibieza de Rajoy y
la ambigüedad del PSOE. Ciudadanos nació para combatir al catalanismo desde el
principio y los votantes se han puesto a su lado. Sin embargo, en futuras contiendas, municipales,
autonómicas y estatales, donde la cuestión sea la “normal”, la de ofrecer un
proyecto de gestión, ¿mantendrá Ciudadanos al PSOE bajo control y al PP bajo su
zapato? Me temo que no. Se ha manifestado un sentimiento de agravio a través de
Ciudadanos como instrumento. No es imaginable que ciudadanos pueda abstenerse
de tantos cafés como para pagar campañas nacionales con la intensidad de esta
última. Lo cierto es que la mitad de los
votantes han dicho que quieren seguir siendo españoles y eso es indiscutible.
La respuesta del bloque soberanista en
circunstancias tan especiales a expresado de forma tajante su propio
sentimiento de agravio. No cabe duda de que la proximidad en el tiempo de la
fórmula represora empleada por el Estado para impedir el referéndum y la propia
aplicación del 155 que no han sido sino la culminación del proceso de
reconducción para-constitucional del estado de las autonomías, iniciado por el
PP con la recogida de firmas y seguido con la derogación del Estatuto por el
TC, ha espoleado si cabe una respuesta contundente. De hecho el sorpaso de
Puigdemont a Junqueras tiene mucho que
ver con este sentimiento y la voluntad de restablecer la dignidad de las
instituciones catalanas. Es una victoria
sobre el miedo. El miedo al cambio de statu quo, a la represión policial, al
juego soterrado del CNI, a las amenazas económicas e incluso a las militares.
Pero la victoria del soberanismo en la
contienda también lanza un mensaje claro. La mitad de los catalanes perdonan la
ingenuidad con la que se ha llevado adelante el procés, (-“no pensábamos que el
Estado estuviera dispuesto a todo”) al
tiempo que aceptan la frustración de la DUI virtual y avalan evitar la
violencia como bien superior. La reducida cosecha de votos por la CUP parece
también indicar que se da por entendido que la unilateralidad no tiene futuro.
La sociedad catalana, la soberanista, ni
tiene ni ha tenido entre sus planes alzarse en armas. Parece que los que siguen
la doctrina del difunto Mazas siguen sin verlo así.
También ha quedado claro que muy pocos confían
en una tercera vía.
Nos encontramos en un empate que enfrenta
posiciones antagónicas, pero tiene sentido esperar un desempate? No cabe duda de que habrá movimiento de votos
en el futuro. No todos los que han votado a C’s lo seguirán haciendo ni todos
los votantes de JxC son estrictamente independentistas.
Durante la noche electoral escribí que nos
hacían falta políticos magnánimos, que con una generosa buena gestión
político-económica harían decantar la balanza, y que visto el estado de las
cosas, eso era más factible del lado soberanista que del otro.
Lo cierto es que dado el fundamento
sentimental de la discrepancia, el desempate es posible de un lado o del otro
pero si sólo acontece con un baile de 5 a 10 puntos, primero la nueva situación
sería muy volátil y segundo no resolvería el problema. Unos no podrían
construir una República con más del 40% del país en contra, ni se acabará el
procés si el 40% tiene continuamente que
tragar desequilibrios en las balanzas fiscales (finalmente reconocidos
hasta por el ABC) y falta de respeto a la Lengua y a las instituciones . Lamentablemente
unos son fábrica para los otros. Aznar,
Soraya, Rajoy, el que nos recordaba la muerte de Companys,.. siguen siendo el
mejor fertilizante para el independentismo.
Sólo se vislumbran dos caminos para una
solución definitiva:
O bien los soberanistas se arman de paciencia
para que con magnanimidad y buena gestión , caminando dentro de la Ley,
alejándose de posiciones de conflicto…. logren alcanzar una mayoría superior al
80% de tal manera que ni Mr Tajani pueda
apuntar objeción alguna. Cuestión posible en una o dos generaciones.
O la mitad constitucionalista apoyada por el
resto de España, haciendo gala de la inteligencia que no ha mostrado MRajoy y
de la magnanimidad de la que no ha hecho gala Felipe VI sea capaz de ofrecer
una tercera vía que colme las expectativas de los soberanistas menos radicales.
Puede ser que esta tercera vía tenga mal
encaje en nuestra Monarquía Parlamentaria y sólo sea posible en una República
Federal.
Los portavoces de la derecha española, se
esfuerzan por repetir que el nacionalismo es insaciable, que siempre querrá
más, y que por tanto no tiene sentido el pacto. Quizás olvidan que fueron
ellos, como mejor que yo describe el catedrático Pérez Rojo, quienes rompieron
el pacto de la transición.
Los discursos Navideños de distintos
Presidentes autonómicos no dejan demasiado espacio para el optimismo, y el
augurio, de no entender en positivo un acuerdo federal es el avance quizás
lento pero imparable de la opción soberanista. Ustedes mismos.
martes, 26 de diciembre de 2017
La Magnanimitat i la construcció de la República.
La Magnanimitat és virtut difícil de definir però necessària
per a la construcció de les grans obres de l’ésser humà. La veiem en els homes
que saben guanyar, en les dones que tenen la generositat moral de passar pàgina
dels grans afronts soferts. No la
trobarem mai en els perdedors ni en els
tramposos. Estem d’acord que Nelson Mandela fou un dels últims grans Magnànims
i tanmateix sabem que en Trump no ho serà mai.
Només els homes i dones que disposen d’aquesta virtut són
capaços de fer un canvi de paradigma, son capaços d’acceptar els propis errors
i d’emprendre nous camins o desfer les dreceres.
El Magnànim no posa mai la vanitat per davant ni els comptes
pendents. El Magnànim no exigeix mai un deute quan sap que el deutor no pot
pagar. El Magnànim sap esperar i sap convèncer
als seus perquè s’esperin.
Després d’aquestes eleccions i el resultat del vot, no podem
esperar magnanimitat de Mariano Rajoy per que és presoner de la deshonesta
incitació a l’odi als catalans per
guanyar vots Cinca enllà i de la
maquinària judicial engegada recurs rere
recurs. Ara no pot, encara que no hagués afinat mai la fiscalia, destruït els
ordinadors de Gènova o cobrat la nomina amb diner negre mentre perseguia
fiscalment a ciutadans desconeguts. Ara no pot. És captiu del tribunal suprem i
l’únic acte de Magnanimitat que li queda és la dimissió. No ho farà. No patiu.
De la Senyora Arrimadas tampoc en podem esperar. Tot i haver
guanyat les eleccions, no és una veritable guanyadora. Aquestes no eren unes eleccions
normals. No només per les circumstàncies excepcionals si no per que, de fet, els partits no havien de vendre un
projecte polític si no que havien de postular-se com a defensors de dues
posicions. L’únic que ha fet C’s és capitalitzar la veu d’un dels bàndols. Ha
guanyat entre els seus però no la contesa electoral.
Als qui sí son guanyadors del que estava en joc el 21D,
Puigdemont i Junqueras, és fa difícil demanar-los-hi. La càrrega de mala baba
que han de portar a sobre ens fa difícil de pensar als homenets que ens llevem
cada dia aviat, que puguin exercir
aquesta virtut.
A pesar del seu èxit, Puigdemont serà detingut quan torni i
la justícia (amb minúscula) seguirà el seu procés per fer li l’acció
impossible. A pesar del gran èxit,
Junqueras no serà excarcerat. Lamentablement seguirem havent de suportar
el relat manipulat, forçat i escandalós del difunt Fiscal Maza (Déu tingui a sa
Glòria) i suportant informes de la Guàrdia Civil que en lloc d’atestar fets
emeten judicis de valor, judicis polítics i valoracions del tipus delictiu. On
s’ha vist!
I amb tot, bò i la situació, guanyadors i tractats amb
indignitat, és d’ells de qui per a la construcció d’una república justa, solidària
i de progrés esperem la Magnanimitat.
La Magnanimitat de caminar cap a la república sense
trepitjar. Poc a poc, esperant que una molt més gran majoria, convençuda per el
bon fer a l’administració de la cosa pública, respectuosa d’una classe política
neta de corrupcions i amb polítiques que estimulant l’emprenedoria i atenent
als més desafavorits doni igualtat d’oportunitats, validi (o no) el projecte de república.
Esperem la Magnanimitat per que si no directament, donin
instruccions clares als qui els substitueixin, d’assentar-se a negociar amb
fermesa però amb paciència, de no mirar enrere, de no fer retrets però no
retrocedir ni un pam.
Vàrem arribar a la Dui, pensant que jugàvem a escacs. No era
una partida. Escriure la història és generosa perseverança. És incansable labor
de pedagogia. És la valentia de no acontentar als teus avui. És fer que només
els necessaris es quedin pel camí. És feina d’homes i dones Magnànims.
domingo, 14 de mayo de 2017
Inmigración, realidad social y populismo.
En poco tiempo he tenido la oportunidad de realizar dos viajes profesionales a lugares bien distintos. La ciudad de Toronto en Canadá y la ciudad de Béziers en Francia.
Nada tienen que ver ni es su contexto, ni en su historia, ni en su tamaño ni siquiera en su clima.
Lo cierto es que cómo se percibe en ellas la integración de las poblaciones inmigradas es tan distante que me ha propiciado una reflexión al respecto.
En Toronto también existen barrios étnicos. La gente tiende a agruparse, pero en ningún caso se acercan al concepto que tenemos de gueto. Las distintas étnias y orígenes ; árabes, indios, chinos, polacos, italianos,... han tenido la oportunidad de progresar en todos los ámbitos profesionales y entre la gente joven se observan cuadrillas en las que las diferencias de color de piel no son un obstáculo para la relación y los proyectos conjuntos. La ciudad está limpia y se respira bienestar.
La ciudad de Béziers en cambio, en especial su hermoso centro histórico tiene el aspecto de un gueto en si mismo. Las calles y edificios están abandonados, la población es mayoritariamente africana y da la sensación de que los franceses desertaron de ella. Se evidencian las dificultades económicas en el estado de los portales de las casas, de los vehículos aparcados y en el nivel del comercio.
Y ante esa comparación odiosa entre el paraíso canadiense y la realidad de Béziers sólo falta escuchar que "afortunadamente la ciudad se está recuperando lentamente desde que gano las elecciones Robert Menard del Frente Nacional".
No me cabe duda de que los ciudadanos de ambas ciudades "per se" no son ni mejores ni peores. En Béziers no han abrazado el frentismo por alguna tendencia innata o cromosómica, de la misma manera que tampoco los alemanes de entreguerras aceptaron el nacional socialismo por intrínseca mala Fe.
Hoy Canadá aparece ante los ojos del mundo como un país acogedor, de los pocos que ha hecho efectiva la aceptación de desplazados de la guerra de Síria, pero la realidad tiene matices importantes.
Canadá viene aceptando emigrantes de forma ordenada desde hace mucho tiempo. El país no es frontera natural con ninguno de los países de origen de los desplazados que acoge lo que le ha permitido modular la entrada en función de la demanda interna de mano de obra, y así ha podido evitar la generación de bolsas de inmigrantes sin trabajo y sin medios como sí ha ocurrido en Estados Unidos y Europa.
Todos los indicadores económicos certifican que la inmigración tiene un efecto positivo (vease https://twitter.com/TheEconomist/status/863683200463372289) pero es obvio que la integración social es harto improbable cuando la llegada es masiva y desordenada como fueron las llegadas de Magrebies a Francia hace ahora 50 años.
Cuando vemos las muertes en el Mediterráneo todos quedamos con el corazón partío. Pero créanme, acogiendo de manera indigna, insuficientemente preparada, desatendiendo a los llegados el día después,... muchos que hoy cuelgan el cartel de #volemacollir acabarán votando a nuestro Le Pen de turno.
La cuestión es que el numero de emigrantes que podemos acoger no és un numero exacto sino que es función de la partida presupuestaria que estemos dispuestos a sustraer de otros conceptos para dedicarla a "formación e integración de nuevos ciudadanos". Todo indica que de hacerlo correctamente no se trataría de una partida de gasto sino de inversión. Eso sí, quedarse a medias es tanto como sentar las bases de un futuro populista radical.
El dilema moral tiene enjundia. Abrir las puertas tiene un efecto llamada que haría inviable la partida presupuestaria citada -ni los más concienciados podrían aceptar tamaña renuncia a otras partidas- y con las puertas cerradas no sólo la muerte si no la radicalización en las zonas emisoras no dejará de crecer.
En el Sur de Europa lo tenemos además más difícil. Confundimos el principio de subsidariedad con la adquisición de un derecho, por lo que las partidas de apoyo se autoengrosan a medida que sus beneficiarios descubren los mecanismos de percepción y perpetuación. Aunque este tema es todavía mas complejo y controvertido así que lo dejaremos para otro post.
Una política migratoria generosa pero rigurosa y sostenible junto con una cooperación internacional efectiva, evitando en ambas el despilfarro y la corrupción, son el único camino posible. Donde están los políticos capaces de explicar y actuar para al mismo tiempo no perder votos?
Nada tienen que ver ni es su contexto, ni en su historia, ni en su tamaño ni siquiera en su clima.
Lo cierto es que cómo se percibe en ellas la integración de las poblaciones inmigradas es tan distante que me ha propiciado una reflexión al respecto.
En Toronto también existen barrios étnicos. La gente tiende a agruparse, pero en ningún caso se acercan al concepto que tenemos de gueto. Las distintas étnias y orígenes ; árabes, indios, chinos, polacos, italianos,... han tenido la oportunidad de progresar en todos los ámbitos profesionales y entre la gente joven se observan cuadrillas en las que las diferencias de color de piel no son un obstáculo para la relación y los proyectos conjuntos. La ciudad está limpia y se respira bienestar.
La ciudad de Béziers en cambio, en especial su hermoso centro histórico tiene el aspecto de un gueto en si mismo. Las calles y edificios están abandonados, la población es mayoritariamente africana y da la sensación de que los franceses desertaron de ella. Se evidencian las dificultades económicas en el estado de los portales de las casas, de los vehículos aparcados y en el nivel del comercio.
Y ante esa comparación odiosa entre el paraíso canadiense y la realidad de Béziers sólo falta escuchar que "afortunadamente la ciudad se está recuperando lentamente desde que gano las elecciones Robert Menard del Frente Nacional".
No me cabe duda de que los ciudadanos de ambas ciudades "per se" no son ni mejores ni peores. En Béziers no han abrazado el frentismo por alguna tendencia innata o cromosómica, de la misma manera que tampoco los alemanes de entreguerras aceptaron el nacional socialismo por intrínseca mala Fe.
Hoy Canadá aparece ante los ojos del mundo como un país acogedor, de los pocos que ha hecho efectiva la aceptación de desplazados de la guerra de Síria, pero la realidad tiene matices importantes.
Canadá viene aceptando emigrantes de forma ordenada desde hace mucho tiempo. El país no es frontera natural con ninguno de los países de origen de los desplazados que acoge lo que le ha permitido modular la entrada en función de la demanda interna de mano de obra, y así ha podido evitar la generación de bolsas de inmigrantes sin trabajo y sin medios como sí ha ocurrido en Estados Unidos y Europa.
Todos los indicadores económicos certifican que la inmigración tiene un efecto positivo (vease https://twitter.com/TheEconomist/status/863683200463372289) pero es obvio que la integración social es harto improbable cuando la llegada es masiva y desordenada como fueron las llegadas de Magrebies a Francia hace ahora 50 años.
Cuando vemos las muertes en el Mediterráneo todos quedamos con el corazón partío. Pero créanme, acogiendo de manera indigna, insuficientemente preparada, desatendiendo a los llegados el día después,... muchos que hoy cuelgan el cartel de #volemacollir acabarán votando a nuestro Le Pen de turno.
La cuestión es que el numero de emigrantes que podemos acoger no és un numero exacto sino que es función de la partida presupuestaria que estemos dispuestos a sustraer de otros conceptos para dedicarla a "formación e integración de nuevos ciudadanos". Todo indica que de hacerlo correctamente no se trataría de una partida de gasto sino de inversión. Eso sí, quedarse a medias es tanto como sentar las bases de un futuro populista radical.
El dilema moral tiene enjundia. Abrir las puertas tiene un efecto llamada que haría inviable la partida presupuestaria citada -ni los más concienciados podrían aceptar tamaña renuncia a otras partidas- y con las puertas cerradas no sólo la muerte si no la radicalización en las zonas emisoras no dejará de crecer.
En el Sur de Europa lo tenemos además más difícil. Confundimos el principio de subsidariedad con la adquisición de un derecho, por lo que las partidas de apoyo se autoengrosan a medida que sus beneficiarios descubren los mecanismos de percepción y perpetuación. Aunque este tema es todavía mas complejo y controvertido así que lo dejaremos para otro post.
Una política migratoria generosa pero rigurosa y sostenible junto con una cooperación internacional efectiva, evitando en ambas el despilfarro y la corrupción, son el único camino posible. Donde están los políticos capaces de explicar y actuar para al mismo tiempo no perder votos?
domingo, 13 de noviembre de 2016
Desde Senegal
Hacia días que no escribía, pero mira por donde; por esa incómoda circunstancia que acontece a los viajantes de comercio, de quedar atrapado en alguna parte algún fin de semana entero, dispongo de la calma para redactar algunos pensamientos sobre lo ocurrido en este Annus Horribilis. ( Lo de la Reina de Inglaterra convendreis conmigo que fueron nimiedades.)
Y me refiero a los tres hechos que nos llevan a dudar de la validez de la democracia, que nos hacen pensar que la palabra "bondad" se vació de contenido y que sobretodo nos llenan de inquietud cuando imaginamos el futuro: El resultado del referendum del Bréxit, el resultado del plesbicito sobre el acuerdo de paz en Colombia y la elección de Donald Trump en los Estados Unidos.
Cierto que la mayoría en esos comicios no piensan como yo. Así que, estaré equivocado?
En los tres resultados, que no volveré a calificar, han de subyacer tres cuestiones
a) La sangría Neoliberal. El neoliberalismo seria perfecto si fuera cierta la igualdad de oportunidades y no existieran individuos que en algún momento de su ciclo profesional sus capacidades humanas y técnicas se hallen below the line (... y ese individuo podemos ser cualquiera). Demasiada gente queda en la cuneta.
b) El miedo. El Miedo a perder el estatus es más poderoso que la motivación para mejorarlo. Y cuando se pierde un partido la culpa siempre fue del árbitro, o hasta del césped.
c) La capacidad de manipular. La sociedad Red, a pesar de las esperanzas del Profesor Castells, sigue sin contrarestar el poder de la comunicación de masas. Seguimos siendo manipulables cuando nos tocan "allò que no sona", Farage del Ukip reconoció haber falseado los argumentos del Si antes de dimitir, y Donald se ha apoyado en la marca Trump y en su imagen televisiva en lugar de en sus argumentos que no dispone.
Resulta terriblemente complejo decidir que es lo que conviene, cuando los temas en discusión nos sobrepasan en lo técnico e incluso en lo intelectual. El Bréxit se decidió fundamentalmente en las zonas rurales de Inglaterra y Gales y mayormente por personas de edad (que no sufrirán por mucho tiempo las consecuencias del mismo). Se nos antoja impensable que un ultraliberal (mas bien un bandarra) piense en los problemas del obrero blanco del acero de Minesota cuando tome sus decisiones con su equipo de Goldman Sachs y que este le haya votado! claro que nosotros no lo tuvimos durante 14 años en la tele mientras forjaba su imagen pública. No hay paz sin perdón y ese sólo puede ofrecerlo el afrentado, aun así el No de Colombia está menos ligado a la falta de perdón que al miedo al movimiento de fichas en el tablero político-económico.
Parece claro sin embargo que si los Gobiernos no trabajan para eliminar la injusticia, reducir la brecha socio-economica y mejorar sin descanso y sin recortes la calidad de la educación, la humanidad es carne de populismo y no querria extenderme para no ponerme apocalíptico. Vuelven a hacer falta políticos como el colombiano Antanas Mockus o como Jordi Pujol (ay! no, ese no, el que creímos que era durante mucho tiempo)
Nos queda la ilusión de que los reyes de la hipocresía, cuando hayan conseguido dejar de ponerlas en el presupuesto comunitario, encuentren una argucia (ya están en ello) para matar al Bréxit, que cuando se retire Santos y Uribe pueda saciar su ego, se acuerde definitivamente la Paz, y que a Trump, el peso del Despacho Oval lo atempere o se lo lleve de un infarto, (Dios no lo quiera).
Aqui en Africa, están tan preocupados como yo.
De España y Catalunya mejor escribimos en otro viaje.
Y me refiero a los tres hechos que nos llevan a dudar de la validez de la democracia, que nos hacen pensar que la palabra "bondad" se vació de contenido y que sobretodo nos llenan de inquietud cuando imaginamos el futuro: El resultado del referendum del Bréxit, el resultado del plesbicito sobre el acuerdo de paz en Colombia y la elección de Donald Trump en los Estados Unidos.
Cierto que la mayoría en esos comicios no piensan como yo. Así que, estaré equivocado?
En los tres resultados, que no volveré a calificar, han de subyacer tres cuestiones
a) La sangría Neoliberal. El neoliberalismo seria perfecto si fuera cierta la igualdad de oportunidades y no existieran individuos que en algún momento de su ciclo profesional sus capacidades humanas y técnicas se hallen below the line (... y ese individuo podemos ser cualquiera). Demasiada gente queda en la cuneta.
b) El miedo. El Miedo a perder el estatus es más poderoso que la motivación para mejorarlo. Y cuando se pierde un partido la culpa siempre fue del árbitro, o hasta del césped.
c) La capacidad de manipular. La sociedad Red, a pesar de las esperanzas del Profesor Castells, sigue sin contrarestar el poder de la comunicación de masas. Seguimos siendo manipulables cuando nos tocan "allò que no sona", Farage del Ukip reconoció haber falseado los argumentos del Si antes de dimitir, y Donald se ha apoyado en la marca Trump y en su imagen televisiva en lugar de en sus argumentos que no dispone.
Resulta terriblemente complejo decidir que es lo que conviene, cuando los temas en discusión nos sobrepasan en lo técnico e incluso en lo intelectual. El Bréxit se decidió fundamentalmente en las zonas rurales de Inglaterra y Gales y mayormente por personas de edad (que no sufrirán por mucho tiempo las consecuencias del mismo). Se nos antoja impensable que un ultraliberal (mas bien un bandarra) piense en los problemas del obrero blanco del acero de Minesota cuando tome sus decisiones con su equipo de Goldman Sachs y que este le haya votado! claro que nosotros no lo tuvimos durante 14 años en la tele mientras forjaba su imagen pública. No hay paz sin perdón y ese sólo puede ofrecerlo el afrentado, aun así el No de Colombia está menos ligado a la falta de perdón que al miedo al movimiento de fichas en el tablero político-económico.
Parece claro sin embargo que si los Gobiernos no trabajan para eliminar la injusticia, reducir la brecha socio-economica y mejorar sin descanso y sin recortes la calidad de la educación, la humanidad es carne de populismo y no querria extenderme para no ponerme apocalíptico. Vuelven a hacer falta políticos como el colombiano Antanas Mockus o como Jordi Pujol (ay! no, ese no, el que creímos que era durante mucho tiempo)
Nos queda la ilusión de que los reyes de la hipocresía, cuando hayan conseguido dejar de ponerlas en el presupuesto comunitario, encuentren una argucia (ya están en ello) para matar al Bréxit, que cuando se retire Santos y Uribe pueda saciar su ego, se acuerde definitivamente la Paz, y que a Trump, el peso del Despacho Oval lo atempere o se lo lleve de un infarto, (Dios no lo quiera).
Aqui en Africa, están tan preocupados como yo.
De España y Catalunya mejor escribimos en otro viaje.
viernes, 8 de enero de 2016
El moll de la CUP
Llegint la tarda de Reis (i Reines) a en Salvador
Cardús i a en Lluís
Foix a La Vanguardia i avui a Juan Cal
al Segre em penso que cal dir més clar que ja és hora de posar els peus a terra
i tornar a treballar des de la realitat si de debò volem una Catalunya millor.
Sí. Ja ho sé. Fins hi tot el meu germà m’estarà escridassant
!Unionista! sense deixar-me explicar. Com aquell culé que titllaven de “merengue
de merda” només perquè deia que el tiqui taca d’en Pep ja li començava a cansar.
El procés ha estat un tsunami originat en el terratrèmol de
la estupida , curta de vista i electoralista posició del PP a l’aprovació de
l’Estatut i l’onada es va anar fent grossa amb els vents de la crisi, del mal
finançament de la Generalitat (i de la mala gestió financera arrossegada del
tripartit), de l’èxit dels Onzes de Setembre magistralment organitzats per la
ANC i l’absoluta incapacitat de l’estat i de l’establishment per copsar que el
que estava succeint no era una efímera cabrejada, sinó una extensa i profunda
reflexió sobre la necessitat de divorciar-se.
Vet aquí que la gran onada s’ha estavellat al moll de la CUP
abans de fer-ho com era previsible contra e penya-segat de l’Estat Espanyol i
d’una Unió Europea entestada en evitar el contagi de les altres regions
sensibles i que mai hauria permès un Procés per collons, per sobre d’unes lleis
que justes o no, son les vigents i acceptades per la comunitat internacional.
El President Mas hauria pogut optar per a ser l’escullera
que hauria laminat l’onada a l’alçada d’un consens segur però va escollir
surfejar-la a una altura on les darreres
eleccions han demostrat que ni hi ha consens suficient ni tan sols una majoria
sòlida. La història potser aclarirà per quines raons ho va fer i no sóc dels
que pensen en raons podrides.
El fet és que ara, en batre l’onada, no quedaran ni les
despulles de CiU. Tot i que ERC creixi
amb vots dels cupàires i convergents indepes, difícilment arribarà a l’ombra de
JuntsxSí. Ho saben en Jonqueres i Tardà
i per això, després de tres mesos de lleialtat encomiables, aposten per el pas
al costat del President en funcions.
Però tornem a l’alçada òptima de la onada. Aquella que sí
que sumava, si no el consens sí la
majoria qualificada de més del 70%. Aquella que abraçava als qui
-
Creuen necessària una nova forma de finançament
similar al Cupo Basc o que d’alguna manera limiti la solidaritat obligatòria en
la línia dels Landers alemanys.
-
Creuen necessari garantir el respecte de l’estat
a les institucions, a la voluntat i a la llengua dels catalans
-
I que creuen necessari un referèndum a
l’escossesa per determinar quants ciutadans estan definitivament per un divorci
amb Espanya i definir a partir d’aquí si cal, la reforma de la Constitució.
La desfeta de CDC i la disgregació de vots en l’espectre que
va des de Unió a Reagrupament, i no cal dir que la terra que ha deixat cremada
la família Pujol, fan molt difícil que Mas assumeixi el lideratge d’aquesta
àrea de consens capaç d’ establir ponts amb les forces emergents d’esquerra,
amb els socialistes, amb ERC i encetar un nou període de diàleg amb les forces
unionistes que no tenen intenció ni es veuen encara empentades per una majoria
qualificada que ha quedat difosa per l’actitud rupturista que ha foragitat a
Unió i als sobiranistes de Podem.
Així és que si no hi ha una decisió inesperada de la
CUP que permeti seguir surfejant a Mas fins al penya-segat que ens deixarà on
som ara però amb el doble de blaus al cos, les noves eleccions ens poden portar
a un panorama de desfeta moral del procés i amb una aliança PP-PSOE a Madrid de
la que no ens aixecarem en deu anys. I francament no crec que amb eleccions al
mars hi hagi temps de recompondre un lideratge “de peus a terra” necessari del centre
dreta català. Però està clar que caldrà tornar a començar, i caldria
fer-ho des de una posició que sumés prou
per fer front a la recentralització que ens ve a sobre.
martes, 24 de febrero de 2015
Parafraseando a Covey (Segre 24-2)
La versión de Segre fue sintetizada
Stephen Covey fue
el psicólogo del management que de una forma más entendible ha conceptualizado
el por qué algunas empresas y empresarios van más lejos que los demás. A pesar
de que el título de su obra principal “Los siete hábitos de la gente altamente
efectiva” haya sido motivo de chirigota desde los Simpsons a Charlie Hebdó, en
su contenido podemos seguir encontrando conceptos de aplicación en cualquier
situación. Dos de sus argumentos son de capital importancia, en la encrucijada
en la que se encuentra el sector de la fruta dulce. La focalización en los círculos de influencia y la proactividad.
Fruticultores,
empresas comercializadoras -tanto cooperativas como privadas- y el sector como
Clúster tenemos distintos círculos de
influencia. Es decir, aquello en lo
que debemos centrar nuestros esfuerzos por que está en nuestra mano resolver y
aquello fuera del círculo en lo que por mucho que nos preocupemos no podremos
incidir.
Los fruticultores
debemos preocuparnos de cultivar y recolectar con el mayor grado de excelencia,
elegir el sistema de comercialización que estimemos más oportuno, exigiendo la
mejor gestión a nuestras comercializadoras y dotar de los medios necesarios y
la fuerza suficiente a nuestra representación sindical y sectorial. Aquí deben concentrarse nuestros esfuerzos.
Es nuestro círculo de Influencia y ejerciéndola apoderamos a los siguientes
niveles cuyos círculos de influencia son más amplios.
Es innegable el
buen trabajo de unos agricultores que han innovado varietalmente, mejorado la
eficiencia de riegos y energía, asumido los principios de la Producción
Integrada y obtenido las certificaciones de Buenas Prácticas Agrícolas como
GlobalGAP que han conducido a una reducción extraordinaria del uso de
pesticidas. También está fuera de duda
el compromiso de los productores con sus comercializadores interviniendo
activamente en las Asambleas Cooperativas o en los Consejos de la Sociedades
Agrarias de Transformación.
Queda como último
paso pendiente el reforzamiento de la esfera sectorial dando más apoyo a los
Sindicatos y a Afrucat como organización empresarial.
El circulo de
influencia de las empresas comercializadoras –y donde debemos centrar nuestros
esfuerzos- va desde la correcta recepción, clasificación y enfriamiento de los
lotes recibidos, la adecuada dotación de medios, la confección al mejor coste
posible, la más eficiente acción comercial y una afortunada lectura del
mercado. También la orientación de nuestros agricultores con el foco puesto en
las nuevas necesidades del consumidor. También está dentro de nuestra esfera de
influencia, dotar de la fuerza y los medios necesarios a nuestra organización
sectorial para que de una vez, obtenga la capacidad de Extensión de Norma que
nos obligará a todos en circunstancias de crisis.
También es bueno
reconocer que las empresas han proyectado buenas estrategias de desarrollo y
adaptación que desde rediseñar su imagen corporativa, a desarrollar nuevas
zonas de cultivo, absorber comercializadoras de productos que complementen las
gamas y épocas de trabajo o buscar nuevos mercados, inciden dentro de su círculo de influencia
mejorando la propia posición ante ese futuro incierto. Así mismo, la fusión de
Asofruit y Catalonia Qualitat con la creación de Afrucat supuso un avance
inteligente hacia el objetivo de una representación sectorial más potente.
Grandes dosis de generosidad y visión de futuro fueron desplegadas al servicio
de todo el sector por quienes consiguieron gestar, concretar y desarrollar la
asociación.
Como empresarios
o directivos está fuera de nuestro alcance fijar el precio de mercado ni
siquiera realizar acciones que lo condicionen significativamente al alza. Así
que, como decía recientemente el Presidente de una de las empresas importantes
del sector en La Llotja hace unos días, tendremos que seguir siendo “pillos”
para que el resultado de nuestras empresas sea algo mejor que la media. Ello no
es incompatible con dotar a Afrucat del apoyo y los medios para que ensanche su
círculo y fortalezca su influencia.
El círculo de
influencia de las asociaciones sectoriales depende esencialmente del apoyo real
de los estratos subyacentes. A nadie se le escapa que Europa empezó a mover
ficha el año pasado cuando los franceses empezaron a tumbar camiones. No apruebo sus métodos violentos pero es
necesario reconocer la mayor implicación de agricultores y comerciantes franceses
en sus instituciones de representación sectorial y por ello la mayor influencia
de estas.
Y aunque todavía
muchos factores que afectan al mercado, están fuera del círculo de influencia de
las organizaciones sectoriales, algunas acciones correctivas sí pueden ser
acometidas y solamente pueden serlo por el sector en su conjunto. Como la
creación del fondo para retirada con los avales del sector que a riesgo de ser
pesado, insisto una vez más, sería probablemente la herramienta de más rápida
implantación.
Necesitamos ahora
pues reconocer la necesidad, interiorizar y actuar para dar la fuerza y medios
necesarios a nuestra organización sectorial para que pueda ejercer su creciente
influencia en esas áreas externas a los círculos de los productores y empresas
de comercialización, culminando con su
capacidad de Extensión de Norma.
El otro concepto,
el fundamental para Stephen Covey, es el de la Proactividad, que no es otra cosa que actuar en vez de esperar que
las cosas sucedan solas.
En el sector de la fruta, la gran cantidad de
factores ciertamente incontrolables como la meteorología, los cuajes o la
capacidad de gasto de las familias que afectan a nuestros mercados por un lado,
la percepción resignada de que somos poco capaces de actuar coordinadamente
como sector y quizás la realidad estadística de que no hay dos campañas iguales,
nos hacen poco proactivos en el nivel de la acción sectorial. Veinticinco años
de Normas Comunitarias –benditas sean- tampoco incentivan nuestra proactividad.
Pero lo bueno no
sólo sucede por casualidad sino sobre todo cuando nos empeñamos en ello.
Cuando decimos
que “Seguro que la campaña que viene será mejor” expresamos una actitud menos
proactiva de la necesaria para que ésta lo sea de verdad. Es tiempo de actuar.
En el campo, en las centrales y como sector desde nuestra organización
sectorial. Con el apoyo de los fruticultores, de las cooperativas, de los
comerciantes y de los sindicatos.
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